octubre 10, 2011

Obsesión por el tiempo I. Viajes al futuro.

El concepto de tiempo es algo que nos persigue toda nuestra vida. Nacemos, envejecemos y morimos. Y con esta experiencia, el tiempo parece correr siempre en la misma dirección y, hasta cierto punto, con la misma velocidad.
Pero ¿será posible invertirlo o acelerarlo?, es decir, ¿podremos viajar al pasado o al futuro?


Según la Teoría de la Relatividad, enunciada por Einstein a principios del siglo XX, si es posible viajar al futuro.

Esta afirmación está íntimamente ligada con el concepto de tiempo. Ya en el siglo XVII, Newton había dicho que el tiempo fluye sin necesidad de que fuera o no percibido por otro ser vivo. No obstante, nuestra percepción de lo que es el tiempo dista mucho de lo que en realidad pudiera ser.

Barajémosla un poco más despacio.

Se sabe que transcurre el tiempo si se pueden detectar cambios en algo. Por ejemplo, si las manecillas del reloj giran, o si los números de los relojes digitales cambian, el tiempo corre. También podemos ver los cambios de posición del sol o las estrellas y sabemos que el tiempo corre. O bien, atender a nuestras necesidades personales y decir que si en algún momento llegamos a tener hambre o sueño, eso es evidencia de que el tiempo corre.

En general, el tiempo no depende del lugar donde estemos. A veces, claro, lo percibimos más lento y otras más rápido, aunque lo cierto es que los relojes avanzarán a la misma velocidad…. casi siempre.

Resulta que si nos movemos (Einstein afirma), el tiempo corre más lento, aunque nosotros no nos demos cuenta. ¿Qué tal que nos moviéramos a velocidades cada vez mayores? El tiempo transcurriría más lento aunque nosotros no percibiríamos ninguna variación en la velocidad de las manecillas de nuestro reloj. Sin embargo, a nuestro alrededor, todo mundo parecería moverse más rápido. Y para los que están quietos, nuestro reloj les parecería moverse muy lento.

Si pudiéramos viajar a una velocidad cercana a 300 millones de kilómetros por segundo (la velocidad de la luz), las cosas que no viajan con nosotros parecerían moverse increíblemente rápido. Mientras que para ellos, nosotros y nuestros relojes permaneceríamos casi quietos. Eso es un viaje al futuro.

¿Hay alguien que lo haya hecho?

De hecho, sí.

Cuando viajamos a una velocidad (la que sea) con respecto a una persona que se queda quieta, viajamos al futuro. El problema es que es tan insignificante ese tiempo, que para fines prácticos, no es lo que hubiéramos querido como respuesta ¿no es así?

Veamos pues, ¿a qué velocidades las cosas se hacen más interesantes?

La fórmula que mide la dilatación del tiempo, es decir, que éste vaya más lento, es la siguiente:

to es el lapso de tiempo que transcurre para la gente que no viaja con nosotros. t es el lapso de tiempo que transcurre para nosotros, que viajamos a una cierta velocidad v.


Si viajáramos a la mitad de la velocidad de la luz, cada segundo (to) de la gente quieta ocurriría cada 1.15s (t) para nosotros. Dicho de otro modo, nuestros segundos serían más largos y mientras que para ellos transcurre 1 año, para nosotros, habrían pasado poco menos de 10 meses y medio.

Al aumentar nuestra velocidad, dicha diferencia iría en aumento cada vez mayor. Si viajáramos al 99%, 99.9% ó al 99.99% de la velocidad de la luz, 1 año nuestro equivaldría al transcurso de alrededor de 7, 22 y ¡casi 71 años de los que se quedan quietos! En un segundo, podríamos viajar 7, 22 ó poco más de una hora hacia el futuro.

De que se puede viajar al futuro, se puede. El problema ahora es ¿cómo lograr velocidades tan altas?

La velocidad más alta a la que se ha podido llegar, por medio de sondas espaciales, es de 0.0055% de la velocidad de la luz… ésas, hasta hoy, son las malas noticias; un porcentaje todavía ridículo en comparación con las velocidades requeridas para un viaje al futuro que valiera la pena.

Existen partículas, no obstante, que si hacen viajes al futuro en un tiempo considerable para sus tiempos de vida. Un ejemplo de ello son los llamados muones (productos de la interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera) que no deberían de llegar hasta la superficie terrestre por tener tiempos de vida muy cortos, pero llegan. Esto es porque ellos si viajan a velocidades muy cercanas a las de la luz… Así pues, al menos “alguien” ha podido viajar al futuro.

¿Y qué tal al pasado?

En la siguiente vez les cuento.

2 comentarios:

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El mundo quizá no es más que un conjunto de poliedros irregulares cuyas caras son extrañas y cambiantes... Veamos hasta donde y hasta cuando rueda este poliedro antes de desvanecer sus aristas y perder la planaridad de sus caras, antes de volverse una esfera... a quién alguien en el camino le diga que su destino, era rodar y rodar.