mayo 02, 2016

Mis vacaciones en el futuro

Llega un momento en la rutina diaria en que te cansas y necesitas vacaciones. Hace años que no me tomaba unos días, años que llevaba trabajando sin tener tiempo para nada más. El trabajo es algo que te consume, te agota, te deja sin energía para buscar más opciones en la vida. Así pues, un día, entre la gente de traje que me rodea, entre los cláxons intermitentes del tráfico, en medio del humo que se emana del escape de los coches, decidí que no podía más, tenía que tomarme unas vacaciones. ¿Pero a dónde?


Pasé por la agencia de viajes a la vuelta de mi casa. Don Jorge, a quien conocí desde mi infancia, ahora con sus canas y su sonrisa que parece inagotable, me atendió. Tenía folletos de Acapulco, Huatulco y Puerto Vallarta.

– Son populares – me dijo. – Mucha gente está yendo allá por estos días.
– No, ésos no me llaman la atención – le contesté cortésmente.

Había folletos de Europa, lugares tan fascinantes y populares como Madrid, París y Londres, tan exóticos como Varsovia o Budapest, y de ensueño como Venecia. No obstante tampoco llamaron mi atención.
– Quiero algo original Jorgito, algún viaje que no sea común.

Me ofreció entonces un folleto extraño.
– Éste me acaba de llegar – es un proveedor que comienza en el negocio.
“Viajes al futuro”, decía la portada.


– Sí, me parece que eso era lo que buscaba . Le agradecí a don Jorge y le dije que lo hojearía y volvería después.

En casa, un poco relajada y disfrutando de un té herbal, abrí el folleto.

Efectivamente, lo que se anunciaban eran viajes al futuro. Había planes para el futuro cercano: “evite los malos momentos, adelántese unos días”, decía. También había otros para futuros más lejanos, “conozca más allá de su tiempo”, “olvídese del pasado”, “viaje más allá del calentamiento global”, “trascienda la humanidad”. Incontables fotos ilustraban la publicidad con precios variados, algunos accesibles y otros exorbitantes. Podrían congelarme y despertar siglos en el futuro, podría sólo saltarme algunas semanas para ver el resultado de las elecciones o de los partidos de futbol, podría viajar hacia el tiempo que quisiera. ¿Pero habría regreso?


Leí las letras chiquitas.
No, no lo había, al menos no mientras el negocio comenzaba.

Así pues, escogí un viaje corto. Algunas semanas en el futuro no estarían mal y me decidí a experimentarlo. Al llegar a mi destino, no muchas cosas habían cambiado, la misma gente con algunos días más grabados en su rostro, la pintura un poco más maltrecha de las calles. Yo, habiéndome saltado la navidad, la cuesta de enero, el día de San Valentín e incluso la llegada de la primavera. Algunas monedas antiguas en mi bolsa. El descanso merecido a un trabajo que me tenía agotada…

Quizá lo único bueno de estos días de vacaciones, es que la empresa de viajes prosperó un poco. Ya ofrecía viajes al futuro con regreso y también viajes al pasado, sería bueno intentar uno de ellos algún día de éstos.

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El mundo quizá no es más que un conjunto de poliedros irregulares cuyas caras son extrañas y cambiantes... Veamos hasta donde y hasta cuando rueda este poliedro antes de desvanecer sus aristas y perder la planaridad de sus caras, antes de volverse una esfera... a quién alguien en el camino le diga que su destino, era rodar y rodar.