El mapa de una de mis compañeras fue algo así:
Para ella el mundo consistía en 4 países. Perdón…Corrijo… en 3 países y el mar.
Uno de los cuadrados era su país: un
país musulmán que ahora no recuerdo. El otro era Francia donde había vivido
previamente con su esposo antes de viajar a Inglaterra. El tercero, por supuesto,
era Inglaterra. Y el cuarto cuadrado, según me explicó, era el mar. Desde su
país podía ver el mar y también sabía que existía cerca de Francia y de
Inglaterra. Pensé que quizás lo había visto mientras lo sobrevolaba en los
aviones en los que viajó.
Mi dibujo fue algo así:
Ella me preguntó que dónde estaba
México. Se lo señalé y le dije que el país del norte era Estados Unidos y que
en el continente, al sur de México, estaba Centroamérica y Sudamérica con
varios países en total.
Ella no me respondió. Me pidió el
dibujo y lo vio con cierta extrañeza.
Después la maestra nos entregó un
planisferio sin nombres y nos dijo que conforme fuera diciendo el nombre, en
inglés, por supuesto, lo fuéramos escribiendo donde correspondía.
Trabajamos en parejas. Yo iba
vestida con chamarra usualmente porque era otoño y hacía mucho frío. Al llegar
al salón, nos quitábamos las chamarras, los abrigos y los suéteres pues hacía
mucho calor debido a que la calefacción siempre estaba muy alta. Las señoras
musulmanas, aun quitándose los abrigos, permanecían cubiertas, incluyendo la
cabeza que nunca descuidaban pues incluso envolvían su cabello con una mascada.
Ella trabajó conmigo. Me dijo que
por favor fuera yo la que llenara los nombres en el mapa.
Al terminar el ejercicio, la maestra
nos entregó un mapa con todos los nombres. La chica musulmana me pidió ambos
mapas para verlos con detenimiento. Su mascada se había deslizado un poco de su
cabeza, dejando al descubierto el cabello naciente de su frente. Ella abría los
ojos mirando uno y otro mapa y comparando los nombres escritos en ellos.
– ¿Puedo quedármelos? – Me dijo de
pronto. Su mascada había resbalado un poco más. Ella se la acomodó sin el
cuidado que generalmente las mujeres musulmanas ponían en cualquier parte de su
vestimenta que mostrara algo que se les había prohibido.
Le dije que no había problema y me
pidió que le señalara Inglaterra y México. Con el dedo le dije cuáles eran los
países y dónde creía yo que estaba el suyo.
– ¿Y éste cuál es?– Argentina.
– ¿Y éste?
– Canadá.
– ¿Y éste?
– Italia.
No siguió más. Me agradeció con una
sonrisa muy breve y nos despedimos en esa clase; su semblante se veía
pensativo.
Aunque no la volví a ver, me
pregunto si aquel día el mundo creció de pronto para ella.
ME PONGO A PENSAR QUE EL MUNDO ES SIEMPRE PEQUEÑO PARA TODOS NOSOTROS. REALMENTE SOLO TE PREOCUPAS DEL LUGAR DONDE VIVES Y NUNCA TE IMAGINAS COMO ES LA GENTE DE OTROS LUGARES. OJALA TU AMIGA ESTE CONCIENTE DE QUE HAY MAS GENTE DE LA QUE IMAGINABA. A MI POR LO MENOS INTERNET ME HA ABIERTO UN MUNDO MARAVILLOSO EN EL QUE ENCUENTRO BELLAS SORPRESAS COMO ESTA.
ResponderEliminarCompartir nos abre nuevos mundos, y de acuerdo contigo, internet nos ha brindado una ventana magnífica.
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