Los primeros días de enero habían
transcurrido con cierta lentitud después del trajín interminable del mes
pasado. Los niños aún no entraban a clase pero por suerte su papá tampoco y
decidió llevarlos a todos los lugares donde no había podido hacerlo el mes
pasado.
Jonathan trabajó la primera quincena
y cobró su aguinaldo. Estaba feliz. Descansó la segunda quincena que se
convirtió en un ir y venir de visita y de paseo a ver a la familia, los amigos,
las exposiciones navideñas, los eventos, las posadas, las fiestas y la comida.
Susana lo acompañó a lo que pudo. El resto del tiempo se le fue en preparar la
comida: una gran cantidad de comida que desde el 25 de diciembre almacenó en
toppers que le salvaron la vida la última semana de diciembre y hasta los
primeros días del año nuevo, dejándola descansar un poco.
Para Jonathan la navidad significa
tratar de mostrar todo lo que él recuerda a sus dos hijos que hasta hace unos
días relacionaban la época navideña con regalos de Santa Claus y con los de los
Reyes Magos además del montón de dulces de las posadas pero sobre todo con los
“likes” del facebook y los mensajes que les llegan por whatsapp. Pero cuando
Jonathan era niño no había más que la ilusión de partir la piñata y de asistir
al mayor número de posadas que pudiera. Con sus amigos recorría calles en
bicicleta contando los árboles navideños adornados con luces que se asomaban
tras las ventanas. Con su familia iba a visitar los nacimientos y los adornos
del centro de la ciudad. Recordaba a su abuela cocinando los romeritos y el
bacalao pero en ese entonces el pavo no era tan popular. Veía a sus papás
adornar el árbol y poner el nacimiento, y llegado el 24, su ilusión era ver a
sus primos y a la familia reunida en torno de la mesa llena de platillos
riquísimos y de deliciosos aromas.
Para Susana la navidad significó
tristeza durante mucho tiempo hasta que conoció a Jonathan. Un 25 de diciembre
había muerto su mamá cuando ella era sólo una niña. Esa navidad nadie le dijo
nada. Había cenado en la nochebuena sola con sus abuelos. Ellos le pusieron una
película navideña de esas donde las familias se reencuentran y que la entretuvo
hasta el punto de dejarla dormida. Al día siguiente se percibía un silencio
profundo y de calma como si no hubiera ser vivo en toda la ciudad. Sus abuelos
descansaban en la habitación contigua, uno de ellos roncaba. Ella se paró de
puntitas y caminó descalza por la casa, buscando a sus papás. No los encontró.
A la noche la gripe la tumbó en la cama y fue entonces que entre sueños escuchó
la voz de su papá que la arropaba. No volvió a verlo sino hasta el fin de año
cuando pudo salir de la cama con el permiso de la abuela. Los cuatro cenaron en
silencio durante la noche vieja. En el transcurso de enero se enteró de que su
madre había muerto. Le contaron historias de estrellas y de almas y pidió con
todos sus deseos poder volver a verla el día de reyes pero en lugar de eso
recibió una muñeca que odió con todas sus fuerzas. De eso ya habían
transcurrido más de 30 años y hacía más de 15 que su papá también había
fallecido.
Conoció a Jonathan en la universidad
y entonces comenzó a ver la época navideña de forma distinta. Él le transmitía
su entusiasmo y asistían juntos a las posadas. Rompían las piñatas de los
adultos y casi siempre pasaba la nochebuena con la familia de su novio. Una
familia enorme de primos, tíos e invitados se reunía con la abuela que ya
caminaba despacio pero sonreía a todos. Era idílico. Fue idílico también cuando
se casaron y tuvieron a sus hijos. Fueron maravillosas las navidades aunque
Jonathan siempre decía que no eran como las de antes, pero para ella eran las
mejores.
Sin embargo, al llegar enero, Susana
buscaba como siempre la soledad. Le pedía a Jonathan que paseara con los niños
o los encargaba con alguien más. El 5 de enero le era particularmente difícil
estar feliz pues en su corazón siempre estaba latente el deseo que había tenido
desde niña. – Quisiera ver a mi madre – murmuraba para sí. – Desearía tanto
volver a verla –.
Muchos dicen que si pides un deseo
con todas tus fuerzas se te cumple. Otros dicen que han visto en sueños a sus
seres queridos después de fallecidos. La gente dice tantas cosas que a veces
simplemente ya no crees pero Susana creía muy en el fondo de su pensamiento,
aunque fuera un poco, que eso sería posible algún día. Llegado el 5 de enero
tomó los globos de sus hijos y los soltó al cielo. Los niños piensan que los
globos viajan hasta donde están los reyes magos. Al soltar los globos dejó
fluir con ellos su más grande deseo… y de repente dejó de verlos. De repente,
de hecho, dejó ver todo lo que había a su alrededor.
Todo se oscureció y entonces, el
tiempo dejó de transcurrir.
Frente a sus ojos pasaron sus
memorias como imágenes borrosas lanzadas por un proyector de cine. A lo lejos
escuchaba las voces de sus hijos y entonces su corazón se sintió exaltado.
Frente a ella vio la imagen de su madre cuando era niña: un rostro tranquilo y
suave que le acariciaba la frente. No vio más. No recordaba nada más cuando
despertó en el hospital al día siguiente. Una enfermera pasó a su esposo al
cuarto mientras le decía que se tranquilizara.
– ¿Qué me pasó? – Le dijo a Jonathan
que la abrazaba y lloraba a su lado.
– Tienes que reducir ese estrés
Susana, esto sólo fue un aviso pero afortunadamente ya estás bien. Qué susto me
diste. Los niños estaban preocupadísimos, ni vieron sus regalos, lo único que
querían es verte a ti.
– Vi a mi mamá ¿sabes? La vi entre
sueños – Dijo con lágrimas en los ojos. – Nunca la había soñado, ni después de
muerta.
Cuando regresó a casa días después,
aún estaba el árbol de navidad en la sala y en él permanecían los regalos y las
cartas de sus hijos. Una de ellas tenía dibujados a los tres reyes magos con
sus capas de colores de crayola. Habían tardado sin duda pero cumplieron al fin
su deseo, meditaba mientras los niños abrían sus regalos frente a su mamá que
sonreía.
Me encantan esos reyes... ¡claro que cumplieron!
ResponderEliminarAhora sí, me voy pero seguro volveré a seguir leyendo tus historias.
Un gusto que te hayas detenido un poco en tu camino.
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