Nicanor Parra fue un fisicomatemático chileno y poeta (o “antipoeta”).
En la década de 1930 concibió una corriente de poesía conocida como “antipoesía” para la que no hay una definición concreta. Sin embargo, pese al nombre, la antipoesía de Nicanor Parra no se opone a la poesía, sino que es un concepto que nació en la mente del fisicomatemático que en 1954 publicó “Poemas y antipoemas”.
En 1985 publicó el libro “Hojas de Parra” que incluye un extraño poema titulado “El hombre imaginario” en el que, quizás por lo imaginario del contenido, aparecen puntos y comas imaginarias… o sea que no aparecen.
Cuando leí por primera vez este poema pensé, ¿eso del hombre imaginario podría aplicarse al ser virtual de nuestro mundo virtual actual?
Quizás.
Veamos el poema original y el resultado de esta variación.
El hombre imaginario
El hombre imaginario
vive
en una mansión imaginaria
rodeada
de árboles imaginarios
a
la orilla de un río imaginario
De
los muros que son imaginarios
penden
antiguos cuadros imaginarios
irreparables
grietas imaginarias
que
representan hechos imaginarios
ocurridos
en mundos imaginarios
en
lugares y tiempos imaginarios
Todas
las tardes imaginarias
sube
las escaleras imaginarias
y
se asoma al balcón imaginario
a
mirar el paisaje imaginario
que
consiste en un valle imaginario
circundado
de cerros imaginarios
Sombras
imaginarias
vienen
por el camino imaginario
entonando
canciones imaginarias
a
la muerte del sol imaginario
Y
en las noches de luna imaginaria
sueña
con la mujer imaginaria
que
le brindó su amor imaginario.
Vuelve
a sentir ese mismo dolor,
ese
mismo placer imaginario
y
vuelve a palpitar
el
corazón del hombre imaginario
Ahora, El ser humano virtual:
El ser humano virtual
vive
en un mundo virtual
rodeado
de mensajes y publicaciones
a
la orilla de una pantalla luminosa
Dentro
de un espacio sin muros
se
asoman todo tipo de aplicaciones
inseparables
pixeles
que
representan hechos digitales
ocurridos
en mundos virtuales
en
lugares y tiempos de las redes sociales
Todos
los días y todas las noches
consulta
publicaciones
y
se asoma al balcón digital
a
mirar contenidos virales
que
consisten en mensajes auditivo-visuales
circundados
de verdades cuestionables
Sombras
inexistentes
vienen
por los canales de transmisión
entonando
mensajes virtuales
a
la muerte del sol real
Y
en las noches sin luna
ya
no sueña con nadie
que
ya no le brindó ningún contacto real
ni
siente dolor
ni
siente placer
ni le palpita el corazón
sólo se oye la vibración del celular del ser humano virtual
Sencillamente me encantó
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