enero 14, 2016

El poliedro guardado

Las ideas llegaban a la mente, rodaban.
Rodaban como las esferas de cristal que se convertían en cubos transparentes. Esos cubos que permanecen en el refrigerador, esperando.

El tiempo corrió y corrió demasiado rápido. Los segundos se transformaban en minutos y horas en un día de 19 horas que duraba un instante y una noche de 5 horas que se mezclaba con el insomnio y la lucha por el descanso.

Escribir era una necesidad latente pero imposible. Pasaba un día y otro. Transcurrían los meses con otras preocupaciones en la mente. El poliedro descansaba en una caja que guardaba sobre la vitrina, llena de copas y de vasos empolvados. A veces destellaba y se vaciaban algunas palabras como gotas de agua, a veces volvía a guardarse por no poder llenar el vaso.

El mundo rueda también como las esferas y ha permitido limpiar las copas y los vasos y los adornos de cerámica que brillan con los destellos del sol.

He sacado al poliedro de su caja. Esperemos que permanezca afuera por un rato...

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