Las ideas llegaban a la mente,
rodaban.
Rodaban como las esferas de cristal
que se convertían en cubos transparentes. Esos cubos que permanecen en el
refrigerador, esperando.
El tiempo corrió y corrió demasiado
rápido. Los segundos se transformaban en minutos y horas en un día de 19 horas que
duraba un instante y una noche de 5 horas que se mezclaba con el insomnio y la
lucha por el descanso.
Escribir era una necesidad latente
pero imposible. Pasaba un día y otro. Transcurrían los meses con otras
preocupaciones en la mente. El poliedro descansaba en una caja que guardaba
sobre la vitrina, llena de copas y de vasos empolvados. A veces destellaba y se
vaciaban algunas palabras como gotas de agua, a veces volvía a guardarse por no
poder llenar el vaso.
El mundo rueda también como las
esferas y ha permitido limpiar las copas y los vasos y los adornos de cerámica
que brillan con los destellos del sol.
He sacado al poliedro de su caja. Esperemos que permanezca afuera por un rato...
He sacado al poliedro de su caja. Esperemos que permanezca afuera por un rato...
Es bueno saber que volviste
ResponderEliminarGracias, es bueno saber que te has pasado por aquí.
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