octubre 22, 2010

Cambiando la geometría del mundo

Sólo a algunos seres humanos se les puede atribuir la proeza de cambiar la geometría del mundo que conocen.
El 12 de octubre se celebra el aniversario del "descubrimiento de América". No la America que se maneja en el idioma inglés, sino la verdadera América, el continente Americano que comprende desde el sur de Argentina hasta el norte de Canadá.


Alrededor de 1492, año en que Cristobal Colón pisó suelo americano (hoy el país de República Dominicana), la gente común creía que la Tierra era plana. Quizá siguiendo la vieja idea de Tales de Mileto, imaginaban a la Tierra como un disco plano flotando sobre el agua o imitando a Anaximandro, la verían como el tope de un cilindro cubierto de terrenos y de agua. Aunque los monjes de las abadías y los moros de España que conocían los libros griegos que habían sido traducidos a sus lenguajes, seguramente sospechaban que aquel antiguo griego Eratóstenes tenía mucho más razón de su lado, al haber afirmado que la Tierra era esférica.

Pues bien, el viaje de Colón, quién no supo que su viaje lo había destinado a otro continente y no a la India a dónde él creyó llegar, el cartógrafo alemán Martin Waldseemüller quién dibujó por primera vez el mapa de un mundo más cercano a como hoy lo conocemos, el navegante italiano Américo Vespucio a quién se le atribuye haber sido el primero en reconocer la existencia de un nuevo continente y Fernando de Magallanes que inició la primera travesía alrededor del mundo, contribuyeron a cambiar la geometría de un mundo plano a un mundo esférico... o bien, a mostrar que la antigua creencia medieval de la Tierra plana era un error.


Sin embargo la Tierra no es una esfera.

Nada menos que don Isaac Newton demostraría en sus cálculos, que la Tierra es un esferoide achatado por los polos. O en otras palabras, que se parece más a una naranja que a una esfera. Ese hombre si que adoraba las frutas ¿no?

En los años siguientes llegando hasta nuestros días, otros cambiarían la geometría de sus mundos conocidos.

En 1543, Nicolás Copérnico movería a la Tierra de su lugar privilegiado como centro del Universo, y dejaría este honor al Sol.

Johannes Kepler, en 1609, demostraría que las órbitas de los planetas no siguen círculos como lo había establecido Ptolomeo en el siglo II, sino elipses. Sin embargo su ambición por descubrir a los sólidos platónicos en las órbitas planetarias se vendría abajo y sólo se tendría que conformar con estudiar y bautizar un bello poliedro estrellado: la stella octangula.


A principios del sigllo XVIII, nuevos descubrimientos de planetas y satélites extenderían las dimensiones del Universo, hasta entonces visualizado como una esfera de un material perfecto llamado éter.

A partir de 1905, con la proposición de la teoría de la relatividad por Albert Einstein, el Universo sería concebido de manera muy diferente a todo lo antes visto. El ser humano no sólo viviría en un Universo de tres dimensiones en el espacio fuera la esfera de éter o cualquier otra forma geomética que pudiera tener un volumen. Ahora se le agregaría a las tres dimensiones espaciales, una cuarta: el tiempo.


Cuando todo parecía haberse dicho, George Gamow, con base en la idea de George Lemaitre de la expansión del universo, propone que el inicio de todo nuestro Universo fue una gran explosión a partir de ¡un "punto" de materia de densidad infinita! Esta teoría se conoce hoy como la teoría del big-bang.


¿Qué no se podría cambiar más la geometría del mundo?

Pregúntenle a Mandelbrot quién en los 80's demostró que los objetos más simples de la naturaleza como las nubes y los árboles, no sólo no son de tres dimensiones, sino de una dimensión que ¡ni siquiera es un número entero!


¿Se puede cambiar aún más la geometría del mundo?

¿Quién será el siguiente?

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El mundo quizá no es más que un conjunto de poliedros irregulares cuyas caras son extrañas y cambiantes... Veamos hasta donde y hasta cuando rueda este poliedro antes de desvanecer sus aristas y perder la planaridad de sus caras, antes de volverse una esfera... a quién alguien en el camino le diga que su destino, era rodar y rodar.