abril 17, 2010

La Pascua y la ciencia

El pasado 28 de marzo se festejó el Domingo de Ramos para todos los cristianos en el mundo. Aunque año con año, cada rama de la religión cristiana (católicos, anglicanos, metodistas, ortodoxos, etc.) celebra la semana santa y la pascua, año con año y durante varios años, siempre lo habían hecho en diferentes fechas.



En Sheffield, Inglaterra, donde vivo, se colocó una cruz de metal frente a la alcaldía. (Por cierto que el metal es símbolo del orgullo de la ciudad cuyos habitantes solían distinguirse en el arte de la cubertería fina).

Pues bien, en los días anteriores habíamos observado la cruz como en el periodo navideño también habíamos observado un árbol de Navidad en el mismo sitio. Nada del otro mundo. Quizás, pensamos, al gobierno local le gusta conmemorar las festividades de sus habitantes mediante símbolos frente a la alcaldía.

Sin embargo aquél domingo, después de las misas de diferentes iglesias, según recuerdo al menos la católica, la anglicana, la ortodoxa y la metodista se reunieron alrededor de la cruz de metal para celebrar un rito que duró aproximadamente una hora. Para los extranjeros esta práctica resultó toda una novedad. Veíamos con gusto que todas las iglesias, independientemente de sus prácticas y de sus creencias, se reunían en una celebración fraterna de mensajes de buena voluntad de parte de sacerdotes, reverendos y pastores y canciones de los diferentes grupos de creyentes. No importaba la religión, ahí todos estaban presentes bajo el sol que amablemente se decidió a salir de entre las frecuentes nubes que regularmente han cubierto el cielo de Sheffield por estos días. Ventiscas de viento helado nos hacían sujetar las hojas de los cantos traducidos de diferentes idiomas.

Un grupo pequeño de creyentes polacos entonaba una canción (la misma del video que pongo abajo) no muy diferente a las que se escuchan en las iglesias mexicanas. Los integrantes del grupo de Nigeria bailaban y cantaban tocando tambores africanos y luciendo vestimentas blancas agitadas por el viento. Al final del evento, el obispo católico invitaba a todos los presentes a una pequeña celebración en la catedral anglicana. En aquella tarde, los ingleses mostraban uno de los más bellos ejemplos de lo que deberían ser las religiones en el mundo.




Pero bien, volvamos a la ciencia, pues este día en particular está estrechamente relacionado con ella. Sucede que las iglesias católica, anglicana, metodista y en general, cristianas occidentales, actualmente siguen el calendario gregoriano para sus festejos (el calendario que todos en el mundo seguimos para lo que se refiere a asuntos oficiales, comerciales, etc., vamos, ¡con el que opera la computadora desde donde estás leyendo!). Mientras que la iglesia ortodoxa sigue el calendario juliano.

El calendario juliano debe su origen a Julio César, quién lo introdujera en el año 46 aC. En este calendario como en el Gregoriano, tres años consecutivos constan de 365 días y un cuarto año, llamado bisiesto, de 366 días para volver la cuenta a 365 días para los siguientes tres años y así sucesivamente. Sin embargo, un error en los cálculos que fue propagándose desde aquella época hasta mediados del siglo XVI desfasó el año juliano de los fenómenos astronómicos como el equinoccio de primavera que debía de darse por ahí del 21 de marzo. El desfase total era de 10 días y había que arreglarlo.


A iniciativa del Papa Gregorio XIII, el calendario gregoriano que corregía el desfase, empezó a sustituir al calendario juliano en 1582 (1583 para el Virreinato de la Nueva España hoy México y 1782 para Inglaterra). Este es el calendario que conocemos. 


El domingo de Pascua para la religión católica y demás religiones cristianas occidentales cae en el domingo posterior a la llamada “luna nueva pascual” que difiere de una verdadera y astronómica luna llena por dos días. Explicado más claramente, no tiene nada que ver con ninguna luna llena sino con tablas astronómicas elaboradas previamente al cambio de calendario juliano a gregoriano. Su cálculo es complejo y pocas veces coincide con un fenómeno astronómico real.


El matemático alemán Carl Friedrich Gauss propuso un algoritmo basado en divisiones y residuos que daban las fechas de los domingos de Pascua hasta el siglo XIX. Algoritmos posteriores han sido enviados a la revista científica Nature y publicados en libros especializados. Aún hoy en día, algunos sacerdotes hábiles para el cómputo y las matemáticas proponen nuevos algoritmos, así como otros interesados en el área.

Para el calendario gregoriano (religiones cristianas occidentales), los domingos de Ramos y Pascua para éste y los próximos 30 años son:

2010, 28 de marzo y 4 de abril
2011, 17 y 24 de abril
2012, 1 y 8 de abril
2013, 24 y 31 de marzo
2014, 13 y 20 de abril
2015, 29 de marzo y 5 de abril
2016, 20 y 27 de marzo
2017, 9 y 16 de abril
2018, 25 de marzo y 1 de abril
2019, 14 y 21 de abril
2020, 5 y 12 de abril
2021, 28 de marzo y 4 de abril
2022, 10 y 22 de abril
2023, 2 y 9 de abril
2024, 24 y 31 de marzo
2025, 13 y 20 de abril
2026, 29 de marzo y 5 de abril
2027, 21 y 28 de marzo
2028, 9 y 16 de abril
2029, 25 de marzo y 1 de abril
2030, 14 y 21 de abril

¿Cuándo crees que vuelvan a coincidir las fechas de las religiones? ¿Sabías que la Pascua judía, de hecho nunca coincide con la cristiana?
 

2 comentarios:

  1. Un tema muy interesante, siendo yo neutral en el punto de vista religioso. De todas maneras, siempre es bueno saber el concepto científico y todo ese juego de las fechas.

    Lindo espacio!

    Un abrazo!

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El mundo quizá no es más que un conjunto de poliedros irregulares cuyas caras son extrañas y cambiantes... Veamos hasta donde y hasta cuando rueda este poliedro antes de desvanecer sus aristas y perder la planaridad de sus caras, antes de volverse una esfera... a quién alguien en el camino le diga que su destino, era rodar y rodar.