Desde
que tengo memoria me encanta la poesía pero desde que estudié física me interesé
mucho por la combinación de la ciencia y la poesía. ¿Es ese tipo de combinación
posible? Bueno pues, sucede que sí. Los grandes avances científicos del siglo
XIX hasta nuestros días, curiosamente, han ido a la par del desarrollo de un
nuevo tipo de poesía: la poesía científica, cuyas raíces datan del tiempo de
los romanos.
Existe
una frase muy famosa, difundida en internet como una frase de Galileo que dice:
He amado demasiado a las
estrellas como para tener miedo de la noche.
Sólo
que, al parecer, no es del físico italiano sino del poema “El viejo astrónomo a
su aprendiz”, escrito por la poetisa y novelista inglesa Sarah Williams, en
1868. El poema es muy famoso en el mundo de habla inglesa pero poco conocido en
español.
Aquí les presento la traducción que hice del poema, así como su versión original. Y cómo siempre, las observaciones son bienvenidas.
El viejo
astrónomo a su aprendiz
por Sarah
Williams
Como una
oferta para mí, conoceré a Tycho Brahe cuando nos encontremos,
cuando le comparta
mi ciencia póstuma, sentado humildemente a sus pies.
Él puede saber
la ley de todas las cosas, pero no conoce cómo
hemos trabajado desde su época hasta ahora.
Reza mi
aprendiz, recuerda que te dejo mi teoría completa
que carece sólo
de ciertos datos que debes agregar cuando los encuentres,
y recuerda, la
gente la despreciará ya que es original y verdadera
y la crítica
pública a las innovaciones puede caer amargamente sobre ti.
Pero tú, como
mi pupilo, has aprendido el valor del desprecio,
te has reído
conmigo con pena, nos hemos alegrado de estar tristes.
¿Qué son para
nosotros todas las distracciones de las becas y la condescendencia de los
hombres?
¿Qué es, para
nosotros, la diosa del placer con sus artimañas meritorias?
Puedes decirle
a la universidad alemana que su reconocimiento llega demasiado tarde.
Pero no deben
arrepentirse por el destino del sabio canoso,
aunque mi
alma se sumerja en la oscuridad, se elevará en una luz perfecta,
he amado demasiado
a las estrellas como para tener miedo de la noche.
¿Acaso, hijo
mío, estás llorando? Debes conservar tus ojos limpios,
los
necesitarás, observador mío, para muchas otras noches.
No dejo nada,
sólo a ti, mi pupilo, que conoces todas mis ideas.
– No tiene
nada, sólo a mí –, murmuras, y ¿te dejo demasiado solo?
Bésame la
frente, hijo mío, ya que mi madre me dio su bendición.
Me ha faltado
algo en mi naturaleza hasta ahora,
apenas puedo
comprenderlo, yo podría haber sido más amable,
podría
haberte apreciado con más sabiduría, a ti, que te dejo ahora.
¿He fallado
en ser bondadoso? Vivíamos dedicados a la investigación,
la frialdad silenciosa fue el error que llevamos en nuestra vida,
pero tu
espíritu está inmaculado, puedes dedicarte todavía
al servicio
de nuestra ciencia: ¿irás más allá? ¡Así será!
Hay ciertos
cálculos que me gustaría hacer contigo,
para estar
seguro de que tus deducciones serán lógicas y verdaderas,
y recuerda, tener
paciencia y más paciencia, es la consigna de un sabio,
ni hoy ni
todavía mañana se podrá completar la edad perfecta.
He sembrado,
como Tycho Brahe, lo mejor que un hombre puede hacer,
pero si
nadie lo cosecha, me pertubará mientras duermo.
Así que sé
cuidadoso y ten esperanza porque como yo, quizás tu nombre no se recuerde,
pero, hijo mío,
que nada te convenza de sólo perseguir la fama.
Debo decir
adiós, mi aprendiz, porque ya no puedo hablar,
recorro el
telón hacia Venus, antes de que mi visión se vuelva débil.
Es extraño
que el planeta nacarado se vea rojo como el feroz Marte,
Dios
misericordiosamente me guiará en mi camino entre las estrellas.
(el poema
original, en inglés)
The old astronomer to his pupil
Sarah Williams
Reach me down my Tycho Brahé,—I would know him when we
meet,
when I share my later science, sitting humbly at his
feet;
he may know the law of all things, yet be ignorant of
how
we are working to completion, working on from then
till now.
Pray, remember, that I leave you all my theory
complete,
lacking only certain data, for your adding, as is
meet;
and remember, men will scorn it, ’tis original and
true,
and the obloquy of newness may fall bitterly on you.
But, my pupil, as my pupil you have learnt the worth
of scorn;
you have laughed with me at pity, we have joyed to be
forlorn;
what, for us, are all distractions of men's fellowship
and smiles?
What, for us, the goddess pleasure, with her
meretricious wiles?
You may tell that German College that their honour
comes too late.
But they must not waste repentance on the grizzly
savant's fate;
though my soul may set in darkness, it will rise in
perfect light;
I have loved the stars too truly to be fearful of the
night.
What, my boy, you are not weeping? You should save
your eyes for sight;
you will need them, mine observer, yet for many
another night.
I leave none but you, my pupil, unto whom my plans are
known.
You “have none but me,” you murmur, and I “leave you
quite alone”?
Well then, kiss me,—since my mother left her blessing
on my brow,
there has been a something wanting in my nature until
now;
I can dimly comprehend it,—that I might have been more
kind,
might have cherished you more wisely, as the one I
leave behind.
I “have never failed in kindness”? No, we lived too
high for strife,—
calmest coldness was the error which has crept into
our life;
but your spirit is untainted, I can dedicate you still
to the service of our science: you will further it?
you will!
There are certain calculations I should like to make
with you,
to be sure that your deductions will be logical and
true;
and remember, “Patience, Patience,” is the watchword
of a sage,
not to-day nor yet to-morrow can complete a perfect
age.
I have sown, like Tycho Brahé, that a greater man may
reap;
But if none should do my reaping, ’twill disturb me in
my sleep.
So be careful and be faithful, though, like me, you
leave no name;
see, my boy, that nothing turn you to the mere pursuit
of fame.
I must say Good-bye, my pupil, for I cannot longer
speak;
draw the curtain back for Venus, ere my vision grows
too weak:
It is strange the pearly planet should look red as
fiery Mars,—
God will mercifully guide me on my way amongst the
stars.
Importante la aclaración del verdadero autor de la frase. Muy buena traducción <3
ResponderEliminarEn efecto, una frase muy popular pero el poema no tanto, al menos en español. ¡Gracias por visitar y comentar!
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