Antes del tiempo, cuando no existían
redes sociales… los chicos se entretenían de otras maneras y una de ellas era
jugar “basta”.
Hoy en día se publica todo tipo de
cosas en las redes sociales. En muchas ocasiones, el internauta hábil recorre
con gran velocidad las publicaciones prodigando “likes” por todas partes.
Existen juegos de interacción red
social-virtual. Unos son ingeniosos, otros no tanto. Pero ¿qué tal de aquéllos
que no lo parecen al principio y que después resultan todo un desafío?
Si te animas, para estas vacaciones,
construye una secuencia de imágenes para asociar tu nombre y personalidad con:
un elemento, un animal, una estación y un color.
¿Cómo es el juego?
Escribe tu nombre. Si es menor a
tres letras como ANA, tenemos problemas y veremos qué hacer pero si es de
cuatro letras como ERIN, cada una de las letras debe corresponder a la letra
inicial del elemento, el animal, la estación y el color.
Si es mayor a cuatro letras, puedes
escoger dos letras para cada una de las condiciones solicitadas, como en ADRIAN
en donde las dos últimas letras pueden corresponder al color Azul Noche.
1) El elemento puede tomarse de la
tabla periódica si tienes la suerte de que la primera inicial de tu nombre esté
en ella (o incluso la primera inicial y una letra más, ¿qué tal?). Si no lo
está, puedes tomar uno de los elementos de Aristóteles: la tierra (T) o el
suelo (S), el agua (A), el aire (A) o viento (V) y el fuego (F). Pero quizás
tampoco lo puedas tomar de ahí… hay nombres complicados. Entonces puedes tomar
el elemento de un medio como las rocas (R), o el mar (M), o la arena (A). Si no
te gusta nada de lo que obtienes, puedes tomar incluso un elemento de ficción
como la kriptonita (K) de Superman.
Para ERIN, tomé el Elephantium que
es un elemento de ficción que convierte en elefante a quien lo toma.
2) El animal es fácil pero no
siempre nos gusta. Lo tienes que seleccionar de tal modo que refleje lo que
quieres transmitir de ti.
Para ERIN, aunque tenía varias
opciones como: ratón, rana, rata, elegí tomar al ruiseñor.
3) La tercera imagen es muy
complicada pues las estaciones son limitadas. Las conocidas son: primavera (P),
verano (V), otoño (O), invierno (I). ¿Cuáles más? Bueno pues el reto puede
estar en investigar si estas estaciones tienen otros nombres como el verano que
también se conoce como estío y que data de la época en la que habían 5
estaciones y no sólo 4 o con características asociadas a la estación como:
solsticio o equinoccio; o los meses: enero (E), febrero (F), etc. Pero si tu
nombre no encaja con ninguna de esas letras, como todo juego, tiene sus trucos:
puedes jugar con la palabra y escoger una estación del tren o del metro, no te
preocupes.
Para ERIN hubo suerte y escogí el
invierno.
4) Finalmente, escoger el color
también es fácil pues hay muchos. Quizá la dificultad sólo radique en que el
color nos guste y refleje lo que queremos transmitir.
Para ERIN, seleccioné el negro.
Veamos otros nombres.
¿Cómo haríamos para ANA?
Este es un juego de reto, no de
ganadores o perdedores. En una red social, la meta es tener un despliegue de
imágenes que reflejen personalidades y creatividad y que vayan más allá del
simple “like” o comentario o del rápido navegar del cibernauta que no se
detiene a interaccionar con los demás, aunque sea de forma virtual. Puedes
jugar con las condiciones que mencionamos al principio o variarlas como asociar
tu nombre con un animal, un vegetal y una emoción, o cualquier otra que se te
ocurra.
Por cierto, que antes de las redes
sociales, los chicos se juntaban a jugar de forma presencial y un juego popular
era “basta”.
En este juego una persona repasaba
mentalmente el abecedario y otra la detenía. Justo en ese momento, la primera
persona decía la letra en la que la habían detenido, digamos “m” y todos debían
escribir en su cuaderno una lista de objetos en varias categorías como: nombre
propio, apellido, animal, flor o fruto, país, cosa y marca.
Si las palabras eran correctas y
únicas, se le daba a cada quien una puntuación total; si se repetían, la
puntuación se dividía entre el número de personas que hubieran tenido lla misma
respuesta; si no había nada escrito o la palabra no correspondía a la categoría
evaluada, la puntuación era cero.
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