Llegaron unos reyes de oriente,
según dicen, pero no especifican cuántos eran ni cómo eran. Por muchos siglos
se consideró que fueron tres, desde que en una obra de arte así se plasmaron en
su momento de adoración. Varios años después se les concebía como hombres
barbados. A veces los pintaban viejos, a veces más jóvenes. Hoy en día se reconocen
como uno rubio, otro moreno y otro negro. Ellos montan un caballo, un camello y
un elefante y siguen la llamada estrella de Belén que se posó justo donde está
naciendo el niño dios. Pero ¿cómo es que pueden ser hoy en día?
El mundo de la actualidad es una
mezcla de maravillas y hartazgo. Nunca antes el ser humano había contemplado
tantos avances en tecnología, comodidad e información. Sin embargo, la gente
trabaja 7 días a la semana y más de 24 horas por día para tratar de conseguir
dinero para poder satisfacer sus necesidades y sus gustos. Los niños pertenecen
a una generación – a la cual no sé cómo se le llame – en la que los padres
tratan de compensar sus ausencias con cosas materiales.
Los reyes magos no son así. Son
seres mágicos, le dije a los niños que conozco. Ellos tratan de mirar más allá
de lo que se ve a primera vista, ellos recuerdan que también hubo otros tiempos
donde los brillos de los árboles de navidad les provocaban sentimientos que no
podían describir. La víspera de reyes los ponía nerviosos y, al mismo tiempo,
emocionados pensando en la travesía que habrían de seguir.
Pienso que los reyes magos fueron,
de hecho, unos sabios, quizás astrónomos o matemáticos, o físicos o geógrafos que
calcularon la trayectoria a seguir del fenómeno celeste conocido como estrella
de Belén. Tendrían conocimientos de biología, de botánica, de química, de
geología, de agronomía y de lenguajes, sin duda, para poder llevar a buen fin
su travesía. Y seguramente no iban solos sino con un equipo de ayudantes.
Hoy que ha pasado el tiempo, hay
algunas personas que no siendo niños no creen en los seres fantásticos.
Llámense las hadas, los duendes, Santa Claus o los Reyes Magos…, ellos dicen
que son puros cuentos. Vamos, me parece que no importa, que cada quién puede
creer en lo que desee pero también me parece que hay un problema cuando
alardean sobre ello. ¿Tanto daño les hizo pensar que pudiera realmente existir
la magia en el mundo?
LLEVAR CONTIGO LA ILUSION ES ALGO IMPRESCINDIBLE PARA VIVIR. VIVIR SIN ILUSION ES NO VIVIR. VIVIR CON ILUSION ES TENER ESPERANZA EN EL FUTURO.
ResponderEliminarBONITO BLOG.
¡Lindo pensamiento!
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