junio 15, 2012

Obsesión por el tiempo III. Las máquinas del tiempo.

En una versión cinematográfica reciente de la novela de H.G. Wells “La máquina del tiempo”, hay una escena en la que el protagonista está preguntando a un bibliotecario virtual sobre los viajes en el tiempo y las máquinas que los hacen posibles. La proyección holográfica en forma de una persona, que además tiene una memoria computacional con todo el conocimiento acumulado de la civilización humana, responde que eso sólo es posible en la ciencia ficción. Y aunque lo cierto es que hay una larga lista de máquinas del tiempo en la historia de la ciencia- ficción, también se rumora que los viajes en el tiempo, de hecho, si se han llevado a cabo, e incluso se comenta que ya existen proyectos científicos que pudieran ser una realidad mucho más cercana de lo que se piensa.



Los viajes en el tiempo aparecen mencionados en diversos libros. Los viajes hacia el futuro son, quizás, el concepto más antiguo. Un libro representativo de este tipo de viajes es la historia de “Rip Van Winkle” de Washington Irving, en la que su protagonista duerme tanto tiempo que prácticamente “viaja” al futuro. La magia y las formas inexplicables de transporte aparecen en “Un Cuento de Navidad” de Charles Dickens, en el que el malvado Scrooge puede viajar a sus navidades del pasado conducido por espíritus. Sin embargo, la novela cumbre de viajes en el tiempo es “La máquina del tiempo” de H.G. Wells, aunque ni el autor describe a profundidad las características de tan maravilloso dispositivo ni se mete en problemas de paradojas temporales sobre la alteración de la cadena causa-efecto.


Con el surgimiento de la cinematografía, los viajes en el tiempo se vuelven aventuras al alcance de cualquier ser humano. En ellos se puede viajar sólo con el poder de la mente como en “Pide al tiempo que vuelva” (Somewhere in time), o bien, aprovechando las alteraciones electromagnéticas (y claro, temporales) del medio ambiente como en “El experimento Filadelfia” o utilizando a los agujeros negros de gusano como en “Contacto”. O, por supuesto, construyendo una máquina del tiempo como en “Volver al futuro”.


Pero hasta aquí, estamos en las mismas... tal pareciera que todo fuera cosa de ficción.

La obsesión por los viajes en el tiempo ha llevado a las personas a buscar afanosamente la forma de poder hacerlo o al menos de poder tener un contacto con alguna otra época. Existe un sinnúmero de historias y leyendas de viajes en el tiempo como la declaración de Francois Brune, autor de novelas paranormales, que alegó que en el Vaticano ya se había construido un visor para ver el futuro y el pasado, a mediados del siglo XX, aunque hasta el momento esto nunca ha sido confirmado. Y a pesar de lo raro que suene, lo cierto es que en nuestros días ¡ya existen serios intentos de inventar una máquina del tiempo!


El físico norteamericano Ronald Mallet se interesó en la posibilidad de crear una máquina del tiempo a partir de la muerte de su padre. En su búsqueda por fabricarla se asoció con el científico experimental Chandra Roychoudhuri y desde finales de los 90’s consigue financiamiento para su construcción. Qué tan serio sería su avance, que en el 2003 registró una patente para su dispositivo y en los medios ya se hablaba de “la primera máquina del tiempo mundial”. Y hablando en de la máquina de Mallet, ésta usa un láser montado en un cilindro que circula continuamente con una misma dirección. Según el científico, el haz de luz puede crear un “campo gravitacional” cuya fuerza de atracción es similar a la que se describe en la teoría general de la relatividad de Einstein y, según se predice teóricamente, se podrían generar “curvas de tiempo” que permitirían los viajes al pasado. Ahora sólo falta que funcione, por supuesto, y, de acuerdo con Mallet, una vez prendida, los viajeros en el tiempo podrían comenzar a ser una realidad.


Pero no es el único en los intentos de crear la máquina del tiempo. El astrofísico norteamericano Richard Gott, investigador entusiasta de los agujeros negros, la geometría del espacio-tiempo y los efectos gravitacionales ha sugerido que la clave de los viajes en el tiempo está en observar cuidadosamente los efectos de la naturaleza para poder reproducirlos. De acuerdo con Gott, hay que buscar las llamadas “cadenas cósmicas” que, teóricamente, deformarían el espacio-tiempo hasta el punto de que un viajero con un rumbo diseñado a través de ellas, podría viajar en el tiempo. Así pues, en este caso, la máquina sería más bien una nave que aprovecharía las rutas de deformación espacio-temporal ya existentes en la naturaleza. No obstante, según él mismo afirma, deformaciones de dicho calibre siempre estarían cerca de agujeros negros, por lo que el viaje sólo podría realizarse en una sola dirección. Aunque, por otro lado, la existencia de los agujeros de gusano brindaría la posibilidad de tener una salida... y sólo hay que encontrarlos.


Pero de ser una realidad cualquiera de los dos proyectos ¿se convertiría en la primera máquina del tiempo? ¿Y serían los viajeros del futuro, los primeros viajeros en el tiempo?, ¿o ya los ha habido?

¿Qué quiénes han sido? Les comento en una siguiente ocasión.

6 comentarios:

  1. Interesante artículo, aunque yo considero que las máquinas del tiempo pueden ser muy peligrosas si se volvieran realidad.

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  2. No sabía de los intentos serios por construir una maquina del tiempo. Hasta ahora yo también pensaba que era cosa de ciencia ficción pero de verdad que me gustaría ver uno de esos cacharros funcionar!!

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  3. Ing. Federico Sánchezsábado, 14 julio, 2012

    Muy interesantes los trabajos de ambos científicos, ojalá en mi país se hiciera menos política y más ciencia.

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  4. Ojalá no tardemos en ver estas ideas vueltas una realidad. Gracias por sus comentarios.

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  5. vaya, no sabía que tomaban en serio los viajes en el tiempo.

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  6. Así es, se toman en serio los viajes por el tiempo. ¡Gracias por sus visitas!

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El mundo quizá no es más que un conjunto de poliedros irregulares cuyas caras son extrañas y cambiantes... Veamos hasta donde y hasta cuando rueda este poliedro antes de desvanecer sus aristas y perder la planaridad de sus caras, antes de volverse una esfera... a quién alguien en el camino le diga que su destino, era rodar y rodar.