En la antigüedad también se pensaba que los planetas y las esferas de éter en las que ellos giraban, producían una música celestial y maravillosa, la que Pitágoras llamaba “la música de las esferas”. Hoy en día sabemos que el éter no existe y que el universo en realidad está constituido de una materia llamada plasma. Pero ¿qué hay de la música? ¿Existe o no?
Desde finales del siglo XX los científicos han establecido que el Sol, de hecho, vibra. Las vibraciones vienen de movimientos en su interior que alcanzan las últimas capas solares y viajan a lo largo del medio interplanetario. En la Tierra, con el uso de instrumentos especiales, las vibraciones se captan, se registran y se estudian para ayudar a explicar ciertos fenómenos solares como el cambio de temperatura a lo largo del interior y la atmósfera solar.
Ahora imagina que grabas esas vibraciones, como lo harías con sonidos terrestres y las juntas y aceleras un poco la cinta para poder escuchar la música en el rango auditivo de nuestros oídos. Bien pues eso hizo un grupo de investigación de la Universidad de Sheffield y el jazzista Tom Harrell los incorporó en su composición “The time of the Sun”.
Podemos decir que en esta pieza musical, interviene la voz de toda una estrella: nuestro Sol, ¿qué tal?
wow suena bien!!! extraña pero bien
ResponderEliminarSupongo para Aristóteles, quien inició este pensamiento de la "música de las esferas" no sería exactamente lo que esperaba pero creo que estaría muy complacido de que, en cierta forma, su idea fuera cierta ¿no?
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