En México se conoce como “Maratón
Guadalupe Reyes” al periodo comprendido entre el 12 de diciembre y el 6 de
enero, o bien, en muchos casos, hasta el 2 de febrero, inclusive. No se trata
de una carrera propiamente dicha ni mucho menos de un maratón de atletas sino de
un periodo denso de celebraciones relacionadas con conmemoraciones religiosas y
tradicionales de navidad y fin de año en México; días con mucho estrés y
ocupaciones para los mexicanos.
El Maratón Guadalupe Reyes inicia el
12 de diciembre con la celebración del aniversario de la aparición de la Virgen
de Guadalupe en el Cerro del Tepeyac, de lo cual fue testigo San Juan Diego en
1531. En México hay un gran sector católico que es ferviente creyente de la
Virgen de Guadalupe y de su intersección ante Dios para lograr milagros. Año
con año, millones de peregrinos se encaminan a la Villa, en la Ciudad de
México, para agradecer a la Virgen los favores recibidos durante el año. El 12
de diciembre inicia con las mañanitas a la Virgen, entonadas por millones de
peregrinos, y con esta canción también inicia el Maratón Guadalupe Reyes.
Los orígenes de este maratón están
escondidos en la última década del siglo XX. Sin embargo, por más de 20 años el
nombre ha sido de dominio popular en México y la gente se siente identificada
con la idea de que viven un verdadero maratón, metáforicamente hablando. Al 12
de diciembre le sigue el 16 de diciembre, inicio de las posadas que son
festividades que conmemoran el recorrido de la Virgen María y San José en
búsqueda de un lugar para recibir a su hijo Jesús. Son 9 posadas del 16 al 24
de diciembre, siendo la última, la celebración de la víspera de Navidad. En las
posadas tradicionales, se canta una letanía que es un rezo musicalizado que
culmina con un diálogo entre José y María, por una parte, y los posaderos que
finalmente los reciben, por la otra. Se ofrece comida y bebida típica que
incluye el ponche navideño de frutas, tamales y atole, así como canastitas de
colación y otros dulces. También se rompen piñatas y se baila.
Del 12 al 24 de diciembre, como en
otros países, los mexicanos se sumergen en un sinfín de compras navideñas que
incluyen ingredientes para la comida especial de las celebraciones y regalos. El
24 de diciembre se celebra la Navidad y en años recientes se ha adoptado la
tradición de Santa Claus que trae regalos a los niños. El 25 de diciembre es un
día tranquilo en el que se recalienta la cena del día anterior y se invita a
comer a familiares y amigos en una comida informal. Algunas familias, sin
embargo, suelen tener su comida formal el 25 de diciembre y no el 24.
Del 26 al 29 de diciembre se vive un
periodo de cierta calma aunque poco a poco se va preparando la celebración de
fin de año que ya no suele ser familiar. Los últimos días del año se les dedica
a las compras de fin de año y la búsqueda de juguetes que recibirán los niños el
6 de enero.
El 31 de diciembre se celebra el fin
de año y el 1º de enero se descansa. Mucha gente regresa a trabajar a partir
del 2 de enero. El 5 de enero se convierte en un peregrinar frenético de padres
y madres de familia por las tiendas para que el 6 de enero, los niños amanezcan
con la ilusión de haber recibido sus regalos por parte de los Reyes Magos.
Tanto el 5 como el 6 de enero se parte la tradicional Rosca de Reyes que es un
pan tradicional de origen español en el que se esconden pequeños niños.
Hasta aquí todo parece haber acabado
con el Maratón Guadalupe Reyes, aunque hay un pequeño atisbo de la carrera que
se reanuda a principios de febrero. A quien le sale un niño en la Rosca de
Reyes, será el encargado de comprar tamales y atole para el 2 de febrero, día
de la Candelaria, en el que se conmemora la presentación del niño Jesús en el
Templo de Jerusalén. En este día la gente viste figuras del niño Jesús y las
lleva a bendecir a la iglesia. Después de esta ceremonia, se comen tamales y atole
con familiares y amigos. Y ahora sí, el maratón se da por concluido, no sin
esperar el inicio de otro maratón metafórico: el Vale-Madres, que comprende el
periodo de actividades y celebraciones desde el día de San Valentín, el 12 de
febrero, al día de las madres, el 10 de mayo, pasando por Semana Santa, día del
niño, día del trabajo y la conmemoración de la Batalla de Puebla que se ha
vuelto una fiesta típica en Estados Unidos.
Otra carrera metafórica de fin de
año se vive precisamente en Estados Unidos y es la que inicia el Black Friday,
el viernes después del Día de Acción de Gracias, a finales de noviembre. Esta es
una carrera de ofertas en las tiendas y compras compulsivas. Aunque se termina
con las compras por internet el Cyber Monday, hay muchas otras compras que se
prosiguen en diciembre hasta llegar a la Navidad.
El mundo seguramente está lleno de carreras metafóricas
de fin de año con o sin nombre en el que las personas se sumergen en periodos
de celebraciones, compras y estrés. Y para compensar estos comportamientos
consumistas es bueno que sí existan las verdaderas carreras deportivas como las
de San Silvestre. La primera de ellas data de 1925 en San Paulo, Brasil,
inspirada en una más antigua que se celebraba en París la noche del año nuevo.
La carrera internacional de San Silvestre, en San Paulo, inicia los últimos
minutos de la noche del 31 de diciembre y culmina con la llegada de los
corredores en los primeros minutos del año nuevo. Existen otros países que
también celebran carreras similares y atletas entusiastas que no sólo han
participado de las carreras de celebraciones y compras sino que también se dan
el tiempo de recibir al año de esta forma tan original.
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